Las dos torres de Bolonia.
Aquellos que siguen con fervor mi sección recordaran sin duda la serie que dedique a los personajes más extraños que me fui encontrando en México. No pude hablar de todos y a muchos que conocí no les di unas líneas. Algunos de ellos como Laura o Eugenio fueron de mis mejores amigos y de mis mayores apoyos, después de todo me pase un año de acoplada en su casa. Otros como Ricardo o Cristian solo les conocí ya casi al final. Todos juntos nos encontramos un año después en Italia para pasar un fin de semana de locura.
“Autodestrucción”
Todo comenzó hace unas semanas cuando yo estaba aburrida en el curro, cansada y deseando fervorosamente que llegara la hora de largarme. Entonces recibí una llamada de mi amiga Laura diciéndome que Ricardo, un amigo mexicano estaba de vacaciones en Italia en casa de Eugenio. Que la habían mandado un e-mail contándoles sus andanzas italianas y se había muerto de envidia. Así que en ese mismo momento a través del móvil, ella en su casa y yo en el trabajo compramos dos billetes para largarnos un fin de semana a Bolonia y juntarnos los cuatro. Queríamos recordar aquellos tiempos increíbles en que todos vivíamos en México.
A los pocos días sin embargo, la reunión se amplio a cinco porque Cristian, otro mexicano, estaba en Madrid haciendo un curso y claro también quiso irse de fiesta a Italia.
Nosotras llegábamos a Bolonia el viernes por la mañana y Cristian el viernes por la noche a Milán. Pero no había problema porque Eugenio (que sorpresa) tenia coche y estaba dispuesto a conducir a 160 por la carretera para llegar a Milán, recoger a Cristian y salir todos allí de marcha una noche.
Laura y yo llegamos al aeropuerto y Eugenio nos estaba esperando, Ricardo estaba durmiendo intentando juntar fuerzas para lo que desde un principio Eugenio llamó “el fin de semana de la autodestrucción” y sin excusas.Llegamos, dejamos las mochilas en casa de Eugenio, recogimos a Ricardo y nos fuimos todo el día a patearnos el centro de Bolonia, solo haciendo algunas paradas para comer pizza y beber cerveza. Aprovechado para resguardarnos de la lluvia y el frío. Maldiciendo el clima, parecía que iba a hacer el peor fin de semana en meses y ya nos estábamos resignando. Y no solo a conocer la ciudad bajo la lluvia sino a tener que salir a la calle cada vez que querías fumarte un cigarro porque no se puede fumar dentro de ningún lugar público. Luego dejo de llover y menos mal, nos hizo buen tiempo hasta el final. Después de pasar la tarde por el centro, más en los bares que viendo monumentos, nos fuimos para Milán a recoger a Cristian que llegaba a las diez de la noche. De allí nos fuimos de fiesta hasta las tantas de la mañana. Al día siguiente justo nos dio tiempo a visitar el centro de Milán y otra vez para Bolonia. Yo había estado hacia como diez años en Milán y la verdad es que no tenía muy buenos recuerdos, ya sabéis la fama que tiene Milán de tiendas, catedral y poco más. Sin embargo, esta vez me gustó aunque es cierto que comparada con otras ciudades italianos sale perdiendo. Por ejemplo, Bolonia me pareció mucho más encantadora con sus soportales, columnas, plazas e iglesias. Y con el ambiente que se respiraba por el centro antiguo de la ciudad, con las calles llenas de gente disfrutando de la noche.
Fuimos a una fiesta en una casa ocupa. Estuvo de puta madre porque había gente de todo tipo y la música estaba genial. Eso si hubo un momento de terror cuando Laura se dio cuenta que había perdido su monedero con DNI incluido. ¿Cómo coño iba a coger el avión? Al final optamos por disfrutar de la noche y por la mañana solucionarlo. Después de toda una noche sin dormir Eugenio y Laura se fueron a la comisaría más cercana a denunciar el robo del DNI para que la hicieran un documento que la permitiera viajar. El policía debió de flipar cuando los vio llegar aunque la versión de mis amigos es que el policía tenía peor cara que ellos. Lo bueno es que cuando llegamos al aeropuerto no nos pusieron pegas y pudimos regresar a Madrid sin ningún problema.
Fue un fin de semana mágico, me volví a encontrar con gente con la que compartí mi viaje en México, fue como de repente viajar en el tiempo y a la vez conocí Bolonia, ¿Que más se puede pedir?
LOE
Aquellos que siguen con fervor mi sección recordaran sin duda la serie que dedique a los personajes más extraños que me fui encontrando en México. No pude hablar de todos y a muchos que conocí no les di unas líneas. Algunos de ellos como Laura o Eugenio fueron de mis mejores amigos y de mis mayores apoyos, después de todo me pase un año de acoplada en su casa. Otros como Ricardo o Cristian solo les conocí ya casi al final. Todos juntos nos encontramos un año después en Italia para pasar un fin de semana de locura.
“Autodestrucción”
Todo comenzó hace unas semanas cuando yo estaba aburrida en el curro, cansada y deseando fervorosamente que llegara la hora de largarme. Entonces recibí una llamada de mi amiga Laura diciéndome que Ricardo, un amigo mexicano estaba de vacaciones en Italia en casa de Eugenio. Que la habían mandado un e-mail contándoles sus andanzas italianas y se había muerto de envidia. Así que en ese mismo momento a través del móvil, ella en su casa y yo en el trabajo compramos dos billetes para largarnos un fin de semana a Bolonia y juntarnos los cuatro. Queríamos recordar aquellos tiempos increíbles en que todos vivíamos en México.
A los pocos días sin embargo, la reunión se amplio a cinco porque Cristian, otro mexicano, estaba en Madrid haciendo un curso y claro también quiso irse de fiesta a Italia.
Nosotras llegábamos a Bolonia el viernes por la mañana y Cristian el viernes por la noche a Milán. Pero no había problema porque Eugenio (que sorpresa) tenia coche y estaba dispuesto a conducir a 160 por la carretera para llegar a Milán, recoger a Cristian y salir todos allí de marcha una noche.
Laura y yo llegamos al aeropuerto y Eugenio nos estaba esperando, Ricardo estaba durmiendo intentando juntar fuerzas para lo que desde un principio Eugenio llamó “el fin de semana de la autodestrucción” y sin excusas.Llegamos, dejamos las mochilas en casa de Eugenio, recogimos a Ricardo y nos fuimos todo el día a patearnos el centro de Bolonia, solo haciendo algunas paradas para comer pizza y beber cerveza. Aprovechado para resguardarnos de la lluvia y el frío. Maldiciendo el clima, parecía que iba a hacer el peor fin de semana en meses y ya nos estábamos resignando. Y no solo a conocer la ciudad bajo la lluvia sino a tener que salir a la calle cada vez que querías fumarte un cigarro porque no se puede fumar dentro de ningún lugar público. Luego dejo de llover y menos mal, nos hizo buen tiempo hasta el final. Después de pasar la tarde por el centro, más en los bares que viendo monumentos, nos fuimos para Milán a recoger a Cristian que llegaba a las diez de la noche. De allí nos fuimos de fiesta hasta las tantas de la mañana. Al día siguiente justo nos dio tiempo a visitar el centro de Milán y otra vez para Bolonia. Yo había estado hacia como diez años en Milán y la verdad es que no tenía muy buenos recuerdos, ya sabéis la fama que tiene Milán de tiendas, catedral y poco más. Sin embargo, esta vez me gustó aunque es cierto que comparada con otras ciudades italianos sale perdiendo. Por ejemplo, Bolonia me pareció mucho más encantadora con sus soportales, columnas, plazas e iglesias. Y con el ambiente que se respiraba por el centro antiguo de la ciudad, con las calles llenas de gente disfrutando de la noche.
Fuimos a una fiesta en una casa ocupa. Estuvo de puta madre porque había gente de todo tipo y la música estaba genial. Eso si hubo un momento de terror cuando Laura se dio cuenta que había perdido su monedero con DNI incluido. ¿Cómo coño iba a coger el avión? Al final optamos por disfrutar de la noche y por la mañana solucionarlo. Después de toda una noche sin dormir Eugenio y Laura se fueron a la comisaría más cercana a denunciar el robo del DNI para que la hicieran un documento que la permitiera viajar. El policía debió de flipar cuando los vio llegar aunque la versión de mis amigos es que el policía tenía peor cara que ellos. Lo bueno es que cuando llegamos al aeropuerto no nos pusieron pegas y pudimos regresar a Madrid sin ningún problema.
Fue un fin de semana mágico, me volví a encontrar con gente con la que compartí mi viaje en México, fue como de repente viajar en el tiempo y a la vez conocí Bolonia, ¿Que más se puede pedir?
LOE
2 comentarios:
No conozco Bolonia ni Milan, si Siena, Florencia, Roma, Venecia, pero por como lo describes debe estar muy bien, me animare.
A MI TAMBIÉN ME GUSTARÍA VISITAR ESAS CIUDADES, LA ÚNICA VEZ QUE HE ESTADO EN ITALIA ME LIMITÉ A ROMA, PARA LA PRÓXIMA INTENTARÉ RECORRER ESAS OTRAS.
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