LOBEZNO


Siempre he sido un apasionado seguidor de las andanzas del grupo mutante conocido por estos lares como la patrulla x. y de entre todos sus miembros, habia uno en concreto que no hacia mas que despertar mi curiosidad, impresionandome a veces por su salvajismo, y en otras, sorprendiendome con su sentido del honor y etica. Pues hoy lo tenemos entre nosotros y su nombre es... Lobezno
Lobezno hizo su primera aparición en la última página del nº 180 de “The Incredible Hulk”, allá por el lejano 1974. Entre ese número y el siguiente, aprendimos más bien poco del personaje: que se trataba de un agente secreto canadiense denominado Arma- X; “con garras forjadas de adamantium, más fuertes que el diamante”, según el mismo proclamaba; y unas tendencias psicópatas más que notables. Aparte de eso, nadie sabía mucho más sobre esta creación del guionista Len Wein y el dibujante Herb Trimpe. Y lo que es peor, no parecía haber mucho interés en saberlo. Así, el recién creado Lobezno se veía irremisiblemente encaminado a pasar a formar parte del panteón de personajes secundarios, ideados para escapar de la rutina de las némesis habituales de cada serie y ser meros comparsas.
Sin embargo, tan poco alentador futuro se vino abajo con su inclusión en el archifamoso “Giant Size X-Men, nº 1”, donde junto a Tormenta, Coloso, Ave de Trueno, Banshee, Rondador Nocturno y el eterno Cíclope, darían relevo al los “X-Men” originales, en un intento de rehabilitar una franquicia completamente agotada. A priori, la maniobra no podía ser más arriesgada, ya que se cogió a un grupo de personajes desconocidos (salvo Lobezno y Banshee), y se les hizo titulares de una cabecera que llevaba cierto tiempo cerrada por sus lamentables ventas. Pero como suele pasar cuando las apuestas son imposibles, la “nueva Patrulla-X” se convirtió en todo un bombazo editorial, originando un fenómeno “fan” como hacía tiempo que no se veía ¿Todo ello gracias a Lobezno? Pues en un principio, no, la verdad. El equipo creativo, con Chris Claremont a los guiones y Dave Cockrum a los lápices, empezó a presentar aventuras de corte clásico pero rematadas con inesperados finales que, apoyadas en la frescura de los nuevos personajes, permitió a la serie mutante comenzar a levantar el vuelo.
Porque Lobezno, seguía siendo un bastardo arrogante, peligroso e incontrolable del que únicamente conoceríamos su nombre, Logan, casi un año después. Todo esto parece venir del poco aprecio que le tenía el Sr. Cockrum, más interesado en desarrollar a Rondador Nocturno, su propia creación. Pero nuevamente la suerte parece aliarse con nuestro salvaje protagonista al cambiar la serie de dibujante y pasar este cargo a John Byrne. Éste, canadiense como nuestro héroe de las patillas, y en pleno estado de gracia artística, comenzará a hacer sus pinitos como co-argumentista y junto a un Claremont más inspirado cada día, dotarán de mayor protagonismo a Lobezno hasta casi convertirle en centro de las historias del equipo. Si a esto aunamos su misterioso y desconocido pasado (para nosotros y para él, porque no recuerda gran parte de su vida), y una ingente cantidad de buenas ideas aún mejor desarrolladas, entenderemos que esos números presentaran algunas de las sagas más importantes de la historia del cómic de superhéroes. Obviamente, la demanda de información acerca de Lobezno (lo que se traduce en más ventas de comics) propició la aparición de varias series limitadas, de las que destacamos la homónima “Wolverine”, a cargo de Chris Claremont y Frank Miller (sí, sí, el de “Sin City” y “300”), donde conoceremos la conexión de Logan con Japón y su estatus de ronin (samurai sin señor); y “Arma X”, de Barry Windsor- Smith. Imprescindible obra donde se resuelve el misterio del esqueleto de adamantium de Lobezno y el proceso mediante el cual se llevó a cabo. A partir de aquí, mayor popularidad y por ende, mayor número de publicaciones y apariciones como “estrella invitada”, muchas de ellas gratuitas, siendo sinceros. Cabe destacar la concesión de serie propia en 1989 (actualmente en su tercer volumen), y que hizo las delicias de los seguidores de nuestro mutante favorito con unas aventuras ubicadas en el ficticio país de Madripur que permitían separar a Logan de su “ambiente habitual superheroico”. Desde entonces, ha habido de todo: momentos muy buenos, otros no tantos y algunos, simplemente patéticos (¡Es lo que tiene que mucha gente coja el mismo juguete!) De lo más reseñable es la aparición en diciembre de 2001 (aprovechando el tirón de las películas de los “X-Men”) de la miniserie “Lobezno: Origen”, donde descubrimos que Logan ahora se llama James Howlett, nacido a finales del siglo XIX y con un oscuro secreto familiar (la película, si la veis, os contará algo de esto). Finalmente, en 2006 se empezó a publicar una segunda serie de Lobezno, llamada “Wolverine Origins” con objeto de aprovechar que Lobi ha recuperado su memoria (en “Dinastía de M”) y está dispuesto a hacérselas pagar a más de uno ¡Y a conocer a su hijo! Ni “Falcon Crest”, vamos ¡Nos vemos en 30 días!.... Bamf!!!
Para los que vayáis al cine: La historia está “basada” en los comics originales, nada más. El resto, se lo han inventado que ha sido un gusto.



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