EXPEDIENTE EQUIS: LO QUE TRAE IRSE DE PUTAS

Queridos lectores, con eso de que este mes el Creatura se dedica al mundo del cine, hemos decidido contaros los inicios del séptimo arte y, principalmente, su cara oculta, lo que los libros de historia nunca se han atrevido a decir y que hoy, en Canalnostalgia, os desvelaremos bajo el nombre código de… “Expediente Equis: Lo que trae irse de putas

Debemos remontarnos a la Francia de finales de 1894, donde los hermanos Auguste y Louis Lumière hacían que trabajaban en el taller fotográfico de su padre, incapaces de ganarse la vida de cualquier otra forma y por tanto ahí estaban, a sus treinta y tantos, dando origen a la generación “Ni-ni” de su época. Los dos eran conocidos en los ambientes más sórdidos de su Lyon natal por darse de lleno a una vida de puterío, absenta y rapé, siendo constantes sus noches de desfase y desenfreno en burdeles y clubes de poca monta pero regentados por las madames más pioneras en los temas del desenfreno sexual.

Así, en esos turbios y nauseabundos locales comenzaron las prácticas más sucias y viles que el cuerpo humano hay podido experimentar en sus diferentes orificios. Las inicialmente depravadas felaciones, rápidamente se convirtieron en un juego de lo más inocente al lado del fist fucking, la doble penetración anal o el sexo con enanos. Y como en toda carrera adictiva, cada noche consistía en llegar un poco más lejos, por lo que en poco más de dos meses, el antro “La sortie à Monplaisir” se había convertido en el puticlub más venerado de la capital del Ródano.

Como buenos y viciosos clientes, allí estaban los Lumière, noche tras noche, dispuestos a llegar un poco más lejos de lo que su realidad física permitía. Y dado que su bolsillo siempre andaba bien repleto de frescos y jugosos francos, no había perversión que no estuviera a su alcance. Durante meses lideraron “Gangbangs”, promovieron “Bukkakes” e inventaron el “Lechazo telefónico” (como el juego del “Teléfono Roto”, pero pasándose esperma, con un hermano a cada extremo de la fila). Todas estas salvajadas no hubieran pasado de la mera “anécdota” si al bueno de Auguste no se le hubiera ocurrido llegar la madrugada del 28 de marzo de 1895 con una idea sacada del “Manual Esquimal del Sexo”. Ésta consistía en practicar la “Asfixiofilia”, que venía a ser estrangular con una cuerda a la puta de turno mientras se cepillaba vigorosamente su agujero anal. Y aquí es donde comenzó el problema, porque para su juego eligió a la prostituta más reverenciada y solicitada del burdel, Proyectine Cinematograçon. Inexperto en la materia, Auguste no solo la reventó brutalmente la almorrana, sino que la privó de oxigeno el suficiente tiempo para inducirla en un estado de coma cerebral.

Cuando repararon en el accidente, la dueña del club, la madame Laure Sainclair, les exigió una elevada cantidad de dinero para reparar el daño ocasionado y, por otro lado, tenerlos bien cogidos por las pelotas y chantajearlos a base de bien con la amenaza de ir a la policía y contarlos todo el incidente. Los dos hermanos, totalmente acojonados, no tuvieron más remedio que acudir a su padre, Antoine, a que les resolviera la papeleta. Éste se personó en “La sortie” y tras una ardua negociación con Sainclair, consiguió llegar a un acuerdo: Utilizar un sistema fotográfico en el que se encontraba trabajando para proyectar imágenes aparentemente reales de Proyectine, aprovechando que la meretriz no había fallecido (aparte de un bono de 10 polvos a elegir entre transexuales y eunucos). Sobra decir que esas proyecciones fueron un éxito y calentaban al personal de tal forma que la caja se llegó a triplicar en los siguientes días, hecho que no pasó desapercibido a los hermanos que decidieron aprovechar la coyuntura para iniciar lo que hoy en día conocemos como “Cinematografía” en honor a aquella prostituta ¡No cambiéis de canal y hasta la próxima!


"¿Ese de ahí abajo eres tú o yo?"

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