BOLIGRAFÍAS

Y NOS DEJAMOS DE TONTERÍAS
Es la ley de Murphy. Sobre todo cuando inviertes tantas horas recreando encuentros y deslices imaginarios. Luego, pese a todos tus esfuerzos por llevar a la realidad tus fantasías, algo se adelanta y cambia por completo el guión.
Lo imaginé mil veces, todas ellas eran diferentes. Con tantas posibilidades alguna debería parecerse a la hora de la verdad. Sin embargo, el destino nunca cesa de sorprenderte; de sorprenderme.
Las ilusiones se habían disipado, las fantasías cambiaron de actor, las motivaciones de rumbo y, cuando mi interés era casi inexistente, entró en mi vida a bocajarro, impidiéndome escapar por la salida más cercana.
Estaba frente a mí, fusionándose en la oscuridad, mirándome con firmeza. Sus propósitos arrasaron a mis fantasías y dejé de tener el control. Descargándome de responsabilidad, le miré con la misma firmeza, provocándole y nerviosa.
Sin mediar palabra, transgredimos la lealtad, la moral, la sensatez y el cinismo. Delinquimos sin piedad y a conciencia. Y, simplemente, nos dio igual. Y nadie valió la pena lo suficiente como para arrebatarnos la libertad de hacer lo que nos dio la gana.



No hay comentarios: