¡Buenas a todos, queridos seguidores de “Las Freaky Portadas”! Este mes dejamos de lado la crema que tan pringosamente nos suele acompañar en esta sección para recordar un tiempo de inocencia y candor en el que los aficionados yanquis eran capaces de comprarse la primera mierda que llegase al quiosco. Así, subproductos como el que hoy os traemos, podían llegar a venderse como churros. Hablamos de “Lois Lane, la novia de Superman”, una perfecta estrategia del departamento de mercadotecnia de DC con la intención de obviar el más que notable sentir gay del “Hombre de acero” (¡Ays! ¡Se me acaba de retorcer el esfínter mientras escribía esto!). Tamaño truño se mantuvo en el mercado durante 137 números, de 1958 a 1974 (¡Qué ya se dice poco!). Y las historias, como podéis imaginar, pues pura caca de la vaca.
En la primera, Lois se nos pira de Metrópolis porque tiene un secreto tan terrible que se ha visto obligada a plantarse una máscara de plomo para que Superman no pueda verla con sus rayos-x ¿No os intriga el qué puede ser ese secreto? ¿Un granaco, un herpes labial, un lefotazo de Robin…? ¡Se admiten apuestas!
Y en la siguiente, Lois y la Gata Negra tirándose de los pelos (¡Más estereotipado y sexista no se puede ser!) porque esta última ha transformado a Supes en gato y a Lois la toca ser ratón. Anda, tonta, si así es mejor, ¡Que te come toa! ¡Toa, toa, toa…!
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