Continuamos con el frío, pero esta vez se volvió más soportable. Y continuamos en las alturas. Llegamos a La Paz, capital de Bolivia y capital del caos, con una ciudad esperando a ser desenterrada y después al lago navegable más alto del mundo: el milenario lago Titicaca, cuna de la civilización Inca. Pasamos de Bolivia a Perú pero los rostros seguían siendo los mismos.
Después de Uyuni fue una delicia llegar a La Paz y sobretodo llegar a un hotel con ducha caliente. Creo que tomé el baño más largo de toda mi vida, cuando terminé parecía que tenia 200 años. Pero este descanso duró solo una hora, el tiempo que nos llevo salir a la calle y enfrentarnos al caos de La Paz. Si ya me había parecido horrible el tráfico en Boliva, imaginaros en su capital: más gente, más coches, más caos. Los bocinazos durante el dia y durante la noche son constates y acaban por desquiciar los nervios.
Sin embargo la ciudad tiene su lado bueno, como la calle con el mercado de las brujas, donde puedes encontrar desde cualquier tipo de artesanía a un buen precio, hasta plantas medicinales, y hasta mágicas. Es sin duda el mejor lugar para comprar la ropa típica de Bolivia, gorros con orejas, jeseys de alpaca etc.
Pero sin duda lo mejor de la ciudad es la cercanía a las ruinas de Tiwanaku una ciudad pre-inca que fue habitada entre el 1700 y el 1500 a. C. y que aún están escavando. Esta ciudad se encuentra enterrada y el escaso presupuesto hace que los trabajos sean muy lentos.
En pocos días salimos de La Paz, despaboridos y fuimos directamente a Copacabana, si habéis leído bien, a Copacabana, pero no en Rio de Janeiro sino en Boliva. Este pequeño pueblo recibe ese nombre por su parecido con la brasileña con la diferencia que no se encuentra en la orilla del mar sino en la del lago Titicaca. Es una villa tranquila donde la trucha del lago es el plato preferido de turistas y habitantes. Desde Copacabana se puede visitar la Isla del sol, donde se encuentran los restos arqueológicos Incas más antiguos. Paseando por ella me parecía que había vuelto al mediterráneo con el agua y el cielo tan azul.
El lago Titicaca está en la frontera entre Bolivia y Perú. Pasamos al lado peruano, en autobús y no en barco como podréis haber pensado, y allí visitamos las islas de los Orus. Esta civilización también pre-inca que en la actualidad continúa viviendo en sus islas flotantes. Estas islas son construidas sobre bloques de raíces de tortora, por encima de ellas se colocan sucesivas camadas de totora seca, sobre las que construyen sus casas con el mismo material. Actualmente mantiene la mayoría de sus tradiciones, y sus ingresos provienen de la pesca y el turismo. Sin embargo, son escasos por lo que cada vez más los jóvenes se marchan a tierra firme. Es difícil continuar con costumbres milenarias en estos tiempos que vivimos.
Después de Uyuni fue una delicia llegar a La Paz y sobretodo llegar a un hotel con ducha caliente. Creo que tomé el baño más largo de toda mi vida, cuando terminé parecía que tenia 200 años. Pero este descanso duró solo una hora, el tiempo que nos llevo salir a la calle y enfrentarnos al caos de La Paz. Si ya me había parecido horrible el tráfico en Boliva, imaginaros en su capital: más gente, más coches, más caos. Los bocinazos durante el dia y durante la noche son constates y acaban por desquiciar los nervios.
Sin embargo la ciudad tiene su lado bueno, como la calle con el mercado de las brujas, donde puedes encontrar desde cualquier tipo de artesanía a un buen precio, hasta plantas medicinales, y hasta mágicas. Es sin duda el mejor lugar para comprar la ropa típica de Bolivia, gorros con orejas, jeseys de alpaca etc.
Pero sin duda lo mejor de la ciudad es la cercanía a las ruinas de Tiwanaku una ciudad pre-inca que fue habitada entre el 1700 y el 1500 a. C. y que aún están escavando. Esta ciudad se encuentra enterrada y el escaso presupuesto hace que los trabajos sean muy lentos.
En pocos días salimos de La Paz, despaboridos y fuimos directamente a Copacabana, si habéis leído bien, a Copacabana, pero no en Rio de Janeiro sino en Boliva. Este pequeño pueblo recibe ese nombre por su parecido con la brasileña con la diferencia que no se encuentra en la orilla del mar sino en la del lago Titicaca. Es una villa tranquila donde la trucha del lago es el plato preferido de turistas y habitantes. Desde Copacabana se puede visitar la Isla del sol, donde se encuentran los restos arqueológicos Incas más antiguos. Paseando por ella me parecía que había vuelto al mediterráneo con el agua y el cielo tan azul.
El lago Titicaca está en la frontera entre Bolivia y Perú. Pasamos al lado peruano, en autobús y no en barco como podréis haber pensado, y allí visitamos las islas de los Orus. Esta civilización también pre-inca que en la actualidad continúa viviendo en sus islas flotantes. Estas islas son construidas sobre bloques de raíces de tortora, por encima de ellas se colocan sucesivas camadas de totora seca, sobre las que construyen sus casas con el mismo material. Actualmente mantiene la mayoría de sus tradiciones, y sus ingresos provienen de la pesca y el turismo. Sin embargo, son escasos por lo que cada vez más los jóvenes se marchan a tierra firme. Es difícil continuar con costumbres milenarias en estos tiempos que vivimos.
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