VERTERO DE ÓLEO



Como un aguijón de podredumbre que rezuma
me acompaña el gen.
No lo quiero
no lo he pedido,
su hedor me hace sombra
me asusta
me persigue.
Lléname de nada
de lo nuevo.
Límpiame del veneno de lo no dicho
de la ponzoña de lo que no es.
No puedo
me anula
me come la perpetuidad del nombre,
de ahí no se escapa.
El honor hipócrita salta,
de una esquina a otra golpea mi rostro
inocente.
Pero aquí sigo,
Aguanto,
os espero.

El tiempo es democrático
implacable
y yo
os espero.


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