TÚMULOS JULIO 2010.

El hombre que no duerme
porque su mujer se ha ido
con otro, huele a suicidio.
Y piensa en las ventanas
más altas para arrojar
su equipaje de músculos
como un cigarro usado.

Pero hay blancas palomas
que impiden que la gárgola
se convierta en proyectil
e impacte en algún coche
o en algún tendedero
con su cuerpo de piedra
y pálidas escamas.

Y piensa en el cuchillo,
desnudar las muñecas
y cortar el filete
hasta llegar al hueso
con el valor intrínseco
de un marine adiestrado.
Pero hay una mano diestra
que yace escayolada
y la izquierda no ejerce,
torpe fisiología,
de matarife brutal
con el afilado hierro
de la cubertería.


Y piensa en las pastillas,
tejer como la araña
una tela en los ojos,
un visillo de lana
que escueza en el cerebro
como la picadura
de una áspid venenosa
para la que no hay cura
ni remedio posible.

Pero suena el teléfono…
alguien llama, descuelgas.
Hola…es ella, regresa.
Te desmayas y abdicas.
La mano huesuda emerge
y te agarra el tobillo,
despoja de su sombra
a Peter Pan, el viejo.
La materia caduca
que no creyó en los cuentos,
ni en los elfos y enanos
que habitaban los bosques
de los libros antiguos.

Poema inédito cedido para este número de Creatura por ARMANDO GALLEGO GARCÍA.




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