El pasado mes terminábamos esta divertida sección con un preocupante “Continuará…” bajo la imagen de un Supes aparentemente decidido a no volver a taladrar ningún ojal “Nunca más”, tal y como decían sus propias palabras.
Por ello, hoy nos vamos a dedicar a intentar comprender qué coño pasa por la mente de Superman para ser más raro que un perro verde y, además, tener esa fijación tan curiosa con los productos lácteos. Pues bien, cuando no era más que un pequeño bebé recién acogido por los Kent, comenzó a desarrollar un más que habitual disfrute por la lactosa. Como bien podéis ver debajo de estas líneas, ya desde muy cani, Supes empezó a habituarse al manubrio.
“Sin saberlo, Mrs. Bolton tenía razón. Porque uno de los trucos favoritos del super-bebé era agitar su biberón violentamente, consiguiendo lo que deleita a todo crio…”… ¿Agitar un “biberón” para conseguir algo… “Yum… ¡Delicioso!”? Uy, uy, uy, que parece que desde pequeñito nuestro colega Clark desarrolló una insana afición al “cum-shot” en toda la jeta.
Y como sé que algunos de vosotros seguramente estáis pensando: “Joder, Scott, como te pasas, ¿No? ¡Qué es tan solo un bebé tomándose su biberón de antes de ir a dormir!”, pues no me queda más remedio que deciros que estáis sumamente equivocados y que más valdría que tuvieseis cuidado con los hábitos que pueda llegar a adquirir vuestra prole.
Porque como podéis ver un poco más bajo, ese cariño al chorretón de leche calentita en la cara, ha terminado en convertir a Superman en un felador de primera categoría. Y aunque lo intenta, los viejos vicios no se pierden nunca y así, pese a su “noviazgo” (¡Ja, ja, ja!) con Lois Lane, a la que puede y ve un rabo por allí asomando, se lanza de boca y ¡Hala, venga a succionar hasta que obtiene su cálida y cremosa recompensa!
“Pues… tiene que haber algo que ni siquiera yo pueda evitar, Lois” dice a su perpleja compañera mientras aun le cuelgan varios lefazos del pelo, la barbilla y la oreja ¿Qué decís a esto, queridos amigos? Yo, de momento, me andaría con mucho ojo con los hobbies de vuestros críos, ¡Qué se empieza con las manoplas de Hulk y se termina con el “Fist Fucking”!
Y como sé que algunos de vosotros seguramente estáis pensando: “Joder, Scott, como te pasas, ¿No? ¡Qué es tan solo un bebé tomándose su biberón de antes de ir a dormir!”, pues no me queda más remedio que deciros que estáis sumamente equivocados y que más valdría que tuvieseis cuidado con los hábitos que pueda llegar a adquirir vuestra prole.
Porque como podéis ver un poco más bajo, ese cariño al chorretón de leche calentita en la cara, ha terminado en convertir a Superman en un felador de primera categoría. Y aunque lo intenta, los viejos vicios no se pierden nunca y así, pese a su “noviazgo” (¡Ja, ja, ja!) con Lois Lane, a la que puede y ve un rabo por allí asomando, se lanza de boca y ¡Hala, venga a succionar hasta que obtiene su cálida y cremosa recompensa!
“Pues… tiene que haber algo que ni siquiera yo pueda evitar, Lois” dice a su perpleja compañera mientras aun le cuelgan varios lefazos del pelo, la barbilla y la oreja ¿Qué decís a esto, queridos amigos? Yo, de momento, me andaría con mucho ojo con los hobbies de vuestros críos, ¡Qué se empieza con las manoplas de Hulk y se termina con el “Fist Fucking”!
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