Como una tumba egipcia
que no ha sido expoliada
de su ajuar funerario,
de las vísceras secas
en sus vasos canopes.
Tu amor se manifiesta
con los sellos intactos
y una axila de azufre
en cada precipicio
de la carne arrugada
por el cráneo de un chacal.
Los senos inviolables,
moderna Nefertiti
sembrada de amuletos
y vendajes de lino
que corta la tijera
oscura de la momia,
son dos nueces corruptas
apenas perceptibles
por su escaso tamaño
e infeliz miniatura.
La crecida del Nilo
recuerda con frecuencia
la zambullida pueril
de las aves zancudas
con el salvoconducto
de tu cuerpo de guardia
y entonces emergías
nacida del papiro
y el puño del escriba.
Y nacías del cauce,
sagrada arquitectura
que bañaba la piedra,
obelisco tallado
como un diamante en bruto
y mineral en llamas
podrido de realeza.
Y nacías del bucle
soberano del agua,
de la gesta de espuma
tempestuosa e irascible
que presenta batalla
a los ojos de Sebek.
Poemas inéditos cedido para este número de Creatura por ARMANDO GALLEGO GARCÍA.
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