3,7 % T.A.E.
Estoy en ese puntito de me cago en Dios. Mi vida necesita un vuelco y ya no espero más. Estoy hasta las narices de divagar y esperar. Lo primero, cambiar de ciudad. Estoy harta de estas calles y de este ambiente que se me antoja hostil. El siguiente paso será largarse a otro país. Ojalá pudiera hacerlo todo a la de una. Yo lo que quiero es largarme, largarme, largarme, largarme y aquí estoy, atada de pies y manos por culpa del master. Estúpidos anclas. Quiero crecer y respirar. Quiero irme de aquí. Odio esta vida de borrego. De encuentra un trabajo y gana dinero. Del mes de vacaciones en verano. De “hazte el CAP y sácate las oposiciones”. No soporto a los miles de ignorantes que te miran con desdén y te hablan con desprecio porque prefiero algo más que una vida elemental y miserable. Estabilidad, trabajo, pareja, niños, “cole”, médico, Hacienda, facturas, coche, 1 MES de vacaciones, reuniones familiares... Un trabajo de mierda, un piso de mierda, unos niños que llegan por prescripción, relaciones hipócritas con tu suegra, tus cuñados, tus amigos, las vecinas... ¿Hay que seguir el juego porque todos tenemos que jodernos? Haz esto que es lo mejor, ya verás que bien. Tu dinerito y a vivir infeliz que son dos días. Y todos a sacar la escoba y a barrer pa´ dentro. Pues menuda mierda. Para qué coño estamos aquí. ¿Cuál es el fin de todo esto? Yo me desespero intentando encontrar una razón contundente. Y, sin embargo, lo único que saco en claro es que todos vamos al hoyo. Con o sin estabilidad económica. Entonces, digo yo, para qué voy a amargarme intentando convertirme en una pieza más de este puzzle que, además de trillado, ¡es ingrato! Si yo lo único que quiero es que me dejen en paz. Hacer lo que me dé la gana y punto. Y a quien le joda que se una. Si salir del agujero es factible. Pero nuestra naturaleza se basa en joder al prójimo. Mal de todos, consuelo de tontos. Y qué gran verdad, aunque el refrán original no sea exactamente así.
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