DO LADO DE LÁ, DO LADO DE JARL!

Ya llevaba tiempo deseando darme una vuelta por allí y escribiros como se está por esas tierras. La verdad es que en este número especial lo voy a dedicar a contaros mis experiencias en la que es sin duda uno de los destinos vacacionales más conocidos del mundo entero y más habitual entre el español medio de hoy en día: El sillón de tu casa.

AHHHH, El sillón de tu casa, quién no ha soñado alguna vez con tomarse una birra en casa mirando el palo de la fregona y los manchurrones de la sangre de los mosquitos en las blancas paredes de gotelé. Bueno a lo mejor no es el sueño de todo el mundo, pero la verdad es que el mío si, uno de tantos otros, eso también es verdad. Pero fue uno más que cumplí en cuanto me despidieron del trabajo y se me acabó el paro. Ese y subir cargado con la caja de cervezas hasta el octavo piso en el que vivo porque nos hemos quedado sin dinero en la comunidad de propietarios para arreglar el ascensor. Me hinche a hacerme fotos como un turista más, si hay que confesarlo, uno intenta ser viajero pero en el fondo no pasa de un simple turista. Eso sí, de las de yo mismo con la cámara en mano enfocando a mi careto. Me negué rotundamente a visitar la despensa, el armario antaño más lleno de mi casa y ahora con unas telarañas del quince, ya que ni para pipas me queda y tuve que conformarme con las cervezas recién cogidas de la nevera de la tienda de los chinos que hay bajo mi casa.
Parece cosa de película o de un sueño surrealista pero la realidad es que existen compañías que se dedican a preparar visitas guiadas desde el sillón a la despensa o incluso al baño para que los extranjeros puedan disfrutar de ese fenómeno tan curioso de las vacaciones en casa. Vamos igual que cuando uno va al zoo a ver como viven los monos. Eso sí, estas compañías se quedan en las zonas seguras, a nadie le interesa que un turista corra algún peligro y se cuele por la taza del water.
Mi sillón es todo muelles. Es impresionante ver como un mueble que debía ser cómodo solo por definición acaba destrozándote la espalda en menos que canta un gallo, sin embargo le tengo cariño y no puedo negar que estoy mejor en él que en ningún otro más bonito, limpio y bien cuidado. Y es que el espíritu del tirado es sillonero, cien por cien. Los más conocidos tirados afirman que por muchos kilómetros que hagas nunca encuentras un lugar en el que sin dar un paso tienes todo lo que necesitas para ser feliz: mi sillón, mis cervezas, la tele con el imprescindible mando a distancia bien cargado de pilas y una mantita por si refresca por la noche. Por el día el sillón está lleno de migas del bocata de la noche anterior y de unas salpicaduras un poco extrañas cuyo sabor y textura sólida y blanquecina no te recuerda mucho al de la espuma de tu marca de cerveza favorita (¿qué será?); pero lo mejor, no te encuentras con mucha gente bañándose y además por la noche todavía hay menos gente, solo yo y mi sillón. Mi sillón y la forma que mi cuerpo ha esculpido a base de tardes de tele permanecen ahí esperándote todos los días a que me levante y el fútbol nunca acaba aunque cambie de canal.
Pero además de mi sitio favorito, mi sillón tiene otros encantos como la función de reclinarse. Un artilugio que aún funciona y que con un simple empujón hacia atrás se mueve y aparece un reposapiés la mar de cómodo donde descansar mis extremidades inferiores tras los paseos a evacuar tras unos cuantos litros de mi refresco de cebada favorito. Si quiero más tranquilidad puedo ir a la cama. En ella consigo lo mismo que en el sillón pero con una horizontalidad mayor y con menos muelles, aunque si quiero conseguir el placer total no me queda más remedio que empujar unos metros la televisión, a la que puse unas ruedas el verano pasado para no sufrir mucho con los desplazamientos. Además, como el invierno pasado hizo mucho frío y me quedaste sin leña, tuve que echar las patas de madera a la caldera dejando la cama a ras del suelo lo que me permite llegar mejor a la bebida que dejo en el suelo. La verdad es que por poco dinero puedes disfrutar de unas vacaciones a “tutiplen”, cómodas y si moverte de casa. Todo un paraíso.

Algunos destinos (sillones) ofertados en las agencias:

Los famosos también se apuntan a la moda.

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