José Antonio Muñoz Rojas, nacido en 1909 en Antequera, es tal vez el poeta vivo español más nombrado en las quinielas que se traban en relación con los distintos premios literarios que en este país se dan. Eterno y ninguneado candidato al Cervantes, cada año parece que su no concesión al poeta malagueño será la definitiva, pues cada año parece que no llegará a la próxima elección. Opinión normal si tenemos en cuenta que el poeta roza ya los cien años de vida.
Pese a su edad el poeta ha vivido una senectud prolífica y según muchos es la mejor etapa de su producción.
Esta producción se inicia a finales de los años 20, alejada, no obstante, de la fuerte presión que el momento ejercían los movimientos de vanguardia. Sus primeros libros están más en la línea neo-romántica que se enlaza con la obra de la llamada generación del 36 : Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero y el más tardío José García Nieto. Este grupo está a la vez vincula a la producción del “recreador” de la poesía romántica en el siglo XX, Pedro Salinas, cuyo silencioso apradinajmiento sobre este grupo es más que evidente.
Su poesía es pues, más clásica que vanguardista, más tradicional que rupturista. Con unos temas que van más a lo personal que a lo universal. Con una visión particular del mundo, desde el yo, desde la visión íntima del poeta, que no traba relación con lo universal, con los problemas colectivos del hombre. Su poesía es íntima. Es propia. No busca ejemplarizar ni socializar al hombre. Sólo contar la realidad tal cual la ve.
Sin embargo su producción inicial y segunda andan un poco perdida en un mar de poetas que se expresan sobre los mismos temas y con cierta similitud en formas que hacen que para distinguirse un poeta tenga que sobresalir mucho. Este momento le llega a Muñoz Rojas en el año 54 y con un momento trágico. En ese año publica el autor la primera versión de sus Cantos a Rosa. Poesía amorosa en la que encontramos una distinción. Rosa, la mujer y amada del poeta ha muerto. Es un libro, pues, de elegías. Tal vez contenga las mejores elegías de la segunda mitad
Del siglo XX, tras las dedicas a Ramón Sijé por Miguel Hernández y la doble al torero Ignacio Sánchez Mejías. “¡Es tan bello cantarte! Yo estaría cantándote y cantándote (...) soñando en detenerla se me fue la vida.”
A partir de este libro el poeta no cambia su estilo, pero sí es más conocido por la crítica y el público. Su poesía es un un punto y seguido, no deja de crecer desde su inicio, pero no sufre variaciones fuertes en ningún momento. Es decir, que su conocimiento tiene más que ver con un aldabonazo en un tema poco manido que con una variación en sus formas y en sus temas.
De hecho el del amor será una constante en la poesía de Muñoz Rojas. Tal vez sea, junto con la vida y Dios, el gran tema de la poesía de Muñoz Rojas. “Hay compañías perfectas, las que no hablan y dicen tantas cosas sin hablar, (...) Los labios que tú sabes y no olvido” escribe en 2001 (Entre otros olvidos). En el mismo poemario encontramos: “No me dejes, tengo el corazón a medio romper”. O “Dije un día: la infinita extensión de tu cuerpo. Los poetas decimos a veces verdades que decimos sin saber” En este poema encontramos también otra de las preocupaciones fundamentales de la poesía del poeta antequerano: la propia poesía. Sus reflexiones sobre la poesía y la palabra llenan su obra. “Yo sólo sé escribir esto porque no sé hacer otra cosa” Objetos perdidos 1997. O “Escribir es morir, si alguien no espera la palabra, y la entiende y la hace suya.” Oscuridad adentro 1980.
Otro tema que recorre su poesía es del yo y su visión: “Si cuando pienso en la isla desierta no estuviera pensando en mí mismo (...) si me desenterrara y me rayera de este yomismo que soy, quizá fuera un hombre libre” Entre otros olvidos.
Por último destacar el tema de Dios: “¡Oh libertad de Dios ¡Oh vasta vida! ¡ Oh voluntad de paz que de ella mana!” Al dulce son de Dios 1945 “Señor que me has perdido las gafas, por qué no me las encuentras?” Objetos perdidos. Como vemos un Dios cercano, como una poesía cercana, de palabras fáciles y directas, como toda las de Muñoz Rojas. Poeta cercano al hombre y sus preocupaciones y su palabra. Se ha editado su poesía completa en verso: Obra completa en verso, Pre- Textos.
Pese a su edad el poeta ha vivido una senectud prolífica y según muchos es la mejor etapa de su producción.
Esta producción se inicia a finales de los años 20, alejada, no obstante, de la fuerte presión que el momento ejercían los movimientos de vanguardia. Sus primeros libros están más en la línea neo-romántica que se enlaza con la obra de la llamada generación del 36 : Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero y el más tardío José García Nieto. Este grupo está a la vez vincula a la producción del “recreador” de la poesía romántica en el siglo XX, Pedro Salinas, cuyo silencioso apradinajmiento sobre este grupo es más que evidente.
Su poesía es pues, más clásica que vanguardista, más tradicional que rupturista. Con unos temas que van más a lo personal que a lo universal. Con una visión particular del mundo, desde el yo, desde la visión íntima del poeta, que no traba relación con lo universal, con los problemas colectivos del hombre. Su poesía es íntima. Es propia. No busca ejemplarizar ni socializar al hombre. Sólo contar la realidad tal cual la ve.
Sin embargo su producción inicial y segunda andan un poco perdida en un mar de poetas que se expresan sobre los mismos temas y con cierta similitud en formas que hacen que para distinguirse un poeta tenga que sobresalir mucho. Este momento le llega a Muñoz Rojas en el año 54 y con un momento trágico. En ese año publica el autor la primera versión de sus Cantos a Rosa. Poesía amorosa en la que encontramos una distinción. Rosa, la mujer y amada del poeta ha muerto. Es un libro, pues, de elegías. Tal vez contenga las mejores elegías de la segunda mitad
Del siglo XX, tras las dedicas a Ramón Sijé por Miguel Hernández y la doble al torero Ignacio Sánchez Mejías. “¡Es tan bello cantarte! Yo estaría cantándote y cantándote (...) soñando en detenerla se me fue la vida.”
A partir de este libro el poeta no cambia su estilo, pero sí es más conocido por la crítica y el público. Su poesía es un un punto y seguido, no deja de crecer desde su inicio, pero no sufre variaciones fuertes en ningún momento. Es decir, que su conocimiento tiene más que ver con un aldabonazo en un tema poco manido que con una variación en sus formas y en sus temas.
De hecho el del amor será una constante en la poesía de Muñoz Rojas. Tal vez sea, junto con la vida y Dios, el gran tema de la poesía de Muñoz Rojas. “Hay compañías perfectas, las que no hablan y dicen tantas cosas sin hablar, (...) Los labios que tú sabes y no olvido” escribe en 2001 (Entre otros olvidos). En el mismo poemario encontramos: “No me dejes, tengo el corazón a medio romper”. O “Dije un día: la infinita extensión de tu cuerpo. Los poetas decimos a veces verdades que decimos sin saber” En este poema encontramos también otra de las preocupaciones fundamentales de la poesía del poeta antequerano: la propia poesía. Sus reflexiones sobre la poesía y la palabra llenan su obra. “Yo sólo sé escribir esto porque no sé hacer otra cosa” Objetos perdidos 1997. O “Escribir es morir, si alguien no espera la palabra, y la entiende y la hace suya.” Oscuridad adentro 1980.
Otro tema que recorre su poesía es del yo y su visión: “Si cuando pienso en la isla desierta no estuviera pensando en mí mismo (...) si me desenterrara y me rayera de este yomismo que soy, quizá fuera un hombre libre” Entre otros olvidos.
Por último destacar el tema de Dios: “¡Oh libertad de Dios ¡Oh vasta vida! ¡ Oh voluntad de paz que de ella mana!” Al dulce son de Dios 1945 “Señor que me has perdido las gafas, por qué no me las encuentras?” Objetos perdidos. Como vemos un Dios cercano, como una poesía cercana, de palabras fáciles y directas, como toda las de Muñoz Rojas. Poeta cercano al hombre y sus preocupaciones y su palabra. Se ha editado su poesía completa en verso: Obra completa en verso, Pre- Textos.
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