EL BOLI DE LAURA

Es extraño, cuando uno cree que ha visto todo, que sabe lo que es blanco y lo que es negro, y hasta lo que es gris, entonces de repente das un salto oceánico, y de repente es todo distinto. Los prejuicios están a la orden del día, cuando uno piensa en este país imagina mulatas, medio desnudas, con plumas, lentejuelas y bailando samba. Pero aunque eso existe, la verdad es que sólo es en una época del año que acontece, es el carnaval, el resto del año todas visten como tú o como yo. Está claro que de lunes a viernes no salen con las plumas, igual que nosotros no salimos con el traje de faralaes y de torero. Sin embargo, existen algunas diferencias culturales, que son un hecho. Cuando vas a comprar un bikini brasileiro, choca el hecho de que falta un poco de tela. Es cierto que el trasero brasileño es famoso en el mundo entero, y hasta para los brasileiros en un culto. En las playas es lo más normal ver a chicas y mujeres con tanga, y la mayoría viste unos bikinis que si no son tangas les falta muy poco. Yo con mi bikini español parezco una monja. Pero esta libertad puede engañar al observador desatento, no es que la mujer brasileira o la sociedad brasileira sea más liberal y ligera, es simplemente que el concepto de la desnudez es un poco diferente. Porque para ellos el tanga es una cosa normal y sexy, pero el topless es algo impensable. Si vas a las playas brasileiras es casi imposible ver a alguien sin la parte de encima del bikini y si lo ves, seguro que es por ser extranjera, quien sabe si hasta española. Ya varias brasileras me preguntaron escandalizadas si era verdad que en España se hace topless. Para los brasileiros enseñar el culo es normal, pero mostrar las tetas es una indecencia. Hasta la desnudez es cultural.

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