EL FINAL O EL PRINCIPIO... CAPÍTULO VI

Después de ver el Machu Picchu el listón quedo muy alto pero aún así teníamos por delante un camino nada despreciable que pasaba por las ciudades de Arequipa y Lima, el cañón del Colca y las playas de la frontera entre Perú y Ecuador.

El final o el principio…. Capítulo VI.”

Finalmente salimos de Cuzco, la verdad es que después de ver el Machu Picchu esta ciudad perdió todo el encantó. Cogimos de nuevo nuestras mochilas y nos dirigimos hacia Arequipa: la ciudad blanca junto al volcán. Es una linda ciudad colonial donde se puede pasear tranquilamente pos su plaza de armas, visitar varias iglesias e ir a los miradores de la ciudad donde se puede contemplar el inmenso volcán. Desde esta ciudad salen las excursiones al Cañón del Colca, una región llena de pueblecitos encantadores y donde se puede ir a la Cruz del Cóndor para ver por la mañana a estas aves sobrevolar el Cañón. Esta región aunque turística es bastante tranquila. Se acabaron las grandes aglomeraciones de turistas como en Cuzco, solo algunos llegan hasta esta región por lo que los precios son mucho más asequibles. Aunque me hubiese gustado hacer algunas de las caminadas que se ofrecían en el Cañón y conocer sus pueblos pintorescos el tiempo estaba llegando a su fin y ya estábamos contrarreloj, así que después de ver las aves más grandes del mundo nos dirigimos a la capital. Lima. Una ciudad de colores, por sus bellas casas en el centro histórico y de los churros españoles, que son un dulce que poco tiene que ver con los churros de España pero que estaban igualmente deliciosos.Nos avisaron de lo peligrosa que era la ciudad, sobretodo de que tuviéramos cuidado en la zona de la estación de autobuses pero felizmente no tuvimos ningún problema. Por el centro se puede caminar tranquilamente y por las afueras con tener un poco de cuidado fue suficiente. Supongo que una turista cuyas mejores joyas son unas pulseras de cuero no es un botín atrayente. Y ahora llega la peor parte del viaje. Lo único de lo que habíamos planeado que no hicimos. Fuimos hasta la ciudad de Huaraz, sólo con el deseo de conocer sus montañas. Hasta pagamos a una agencia que nos llevaba hasta allí y que salía más barato que ir en autobús público. Sin embargo, lo barato sale caro y al día siguiente no se presentaron en el hotel para recogernos, y lo peor es cuando fuimos a reclamar nos echaron la culpa y solo nos devolvieron el 80% de lo que habíamos pagado. Parece que Huaraz al final de cuenta tenía más ladrones que Lima. Sin embargo la vida siempre tiene altibajos y después de la decepción de Huaraz descubrimos la ciudad de Chan-Chan. Cuando quisimos salir de Huaraz en la estación de autobuses nos contaron que no existían buses directos a la playa que teníamos que pasar obligatoriamente por Trujillo. Debido a los horarios de autobuses llegamos a esta ciudad a las 8 de la mañana y no teníamos nada que hacer hasta las 19 horas. Así que decidimos conocer un poco la ciudad. Ojeamos nuestras guías y descubrimos que existía una excavación todavía en curso de una antigua civilización que vivía en una gran ciudad hecha de adobe. Fuimos a conocerla y fue increíble, para empezar era muy barato entrar, lo que me hizo sospechar que sería muy cutre y sin embargo fue todo lo contrario, la restauración de las paredes, decoraciones son preciosas. Y el local es bastante grande, da para conocer varias salas, pequeñas construcciones etc. Es un lugar que sin duda hay que visitar, fue todo un descubrimiento. Y de allí directos a la playa. Aunque Perú tiene una costa muy amplia las mejores playas se sitúan en su frontera con Ecuador, donde hace calor todo el año. Así que pasamos cuatro días sin hacer nada, solo comiendo pescado, bañándonos en el mar… La verdad es que estábamos necesitando un poco de calor en nuestras venas y recargar fuerzas para la vuelta. Aprovechamos tanto el tiempo en conocer diferentes ciudades que la vuelta la hicimos casi sin parar, fueron 6 días en los que la mayor parte del tiempo la pasamos en autobuses. Esta parte creo que no es digna de contarla: sueño, dolores musculares, discusiones en las taquillas, etc. etc. Así que en Máncora (Perú) pusimos fin a nuestro viaje aunque fue el principio de otra cosa mucho más importante. Y al final de cuentas solo fue un punto y seguido porque después de todo: nuestro destino es el infinito.

No hay comentarios: