THRILLER (1ª PARTE)

Estimados fanáticos, ahora que sale a la luz que la causa más probable del paro cardiaco de Michael Jackson fuera una dosis letal del fármaco Propofol, muy utilizado para anestesiar a los pacientes antes de procedimientos como colonoscopias (una exploración del ojete, vamos) y que a él le gustaba tanto que hasta lo llamaba “Mi leche” (¡Ja, ja, ja! “¿Doctor, doctor, me puede dar un poco de leche antes de dormir?”), aprovecharemos para desmontar uno de los productos más sobrevalorados de las últimas décadas: El mierdero video musical llamado “Thriller”.

Sí, sí, lector, no te escandalices! “Thriller” fue, es y será una mierda como la copa de un pino que aún me estoy preguntando de qué forma nos la metieron tan doblada para que creyésemos que era el “Ciudadano Kane” de la música. Para empezar, la elección del director, John Landis. Y es que aunque Jacko tuviese en mente su reciente (en aquel momento) “Un hombre lobo americano en Londres”, no cayó en la cuenta de que también había sido el director de “Desmadre a la americana”. Y es que viendo momentos de Thriller, casi me da la sensación de que van a aparecer por allí Bluto, Nutria, Pinto y Rodaballo a continuar jodiendo el desfile al mamón del decano. Pero se ve que Maikol no es muy de cine universitario y no se pispó del autohomenaje de Landis, el pobre.

’Cause this is thriller,…

Y así, una vez grabada la segunda parte de “Animal House”.. erg,.. esto, digo “Thriller”, nos ponemos a verlo y comienza el despelote. Para empezar, lo primero que aparece es un mensaje del querido Michael que dice: "Debido a mis fuertes convicciones personales, quiero puntualizar que esta película no conlleva ninguna creencia en lo oculto" ¡Entonces para qué coño lo has grabado, capullo! ¡Si te has pasado tus “convicciones personales” por el culo! Casi podía haber hecho lo mismo saliendo rodeado de monos y hombres elefantes, ¿No? Pero bueno, dejando esta incongruencia mental aparte, continuamos con la historia y vemos un coche del que se bajan un Michael comenzando a plastificar su jeta y su pibita, en rollo los años 50. Como se la ha llevado pa’ lo oscuro, pues pensamos que irán a echar un polvote. Pero no, Jacko lo que quiere es proponerla matrimonio. Así, la da una anillo y cuando la churri está tan contenta que hasta se plantea el comerle el rabo, la dice que tiene que contarla una cosa, y es que él: “No es como los otros chicos” ¡Je, je, je ¡Como si tuviera que advertírnoslo, el cacho bicho raro! Aun así, la chica responde que por supuesto que no (¡Anda, qué espabilada!) y que por eso lo ama. Sin embargo Michael sigue dando la matraca y la dice que él, “Es diferente”. Aquí a la tía ya la cambia el careto y se queda mirándole como pensando “No, si ahora el gilipollas éste me dirá que es marica perdido”.

“¡Tengo una sensación de Déjà Vu!

En esas, de repente sale la luna mientras suena la melodía de Scooby Doo y Michael se nos dobla como si le hubiera dado un apretón de los de jiñarse al instante. Mientras suena una pedorreta de las de diarrea (y si no me creéis ver el video), la piba, cada vez más alucinada, le pregunta “¿Estás bien?” Y ahí Jackson se reincorpora con los ojos como puesto de tripis y se le empieza a transformar el careto tal y como ha ido haciendo durante todos estos años, salvo que aquí nos lo muestran en “fast motion”. La muchacha, absurda toda ella, no hace más que gritar y hasta que Wacko Jackson no se ha transformado en mono espacial, a lo Son Goku (¡Qué hasta el J. Fox en “Teen Wolf” estaba mejor hecho!), no se anima a darse el piro. Nuestro colega, después de mirarse al espejo y ver que los nuevos pómulos no le han quedado tan mal, sale en su búsqueda, rugiendo como una bestia. De hecho, hasta llega al lado de un árbol y, queriendo hacer una demostración de fuerza prodigiosa (lo que nunca tuvo en vida), lo parte en dos de un hostiazo, como si fuéramos subnormales y no viéramos que diez minutos antes lo han serrado cosa fina. El caso es que el tío continua con su flipe y se para a aullar un rato (lo que dice, traducido del lupino, es: “¡Soy gilipollas por haberme gastado la pasta en un anillo que voy a terminar cagando!”). Cuando por fin la alcanza (lógico, si la chica corre como si fuera Chiquito), en lugar de devorarla brutalmente, que es lo que se espera, parece que se va a poner a hacerla cosquillas. Y así, cuando están a punto de empezar a jugar al “Cucú-Tras”… se acaba el espacio y habrá que esperar hasta el mes que viene. Mientras, ¡No cambiéis de canal!

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