Ayer soñé
que mi vida era oscura
y la luz se alejaba
como un silbido
de cetrería
entre las plumas
de los halcones
en los maderos telefónicos.
Yo era cima y montaña.
Sabiduría exacta.
Templo de niebla
y trashumancia.
Al mismo tiempo
guijarro y piedra,
mineral de héroe
tullido de carbón.
Altura y nieve sin luz
ni tren de mercancías
surcando los abetos
de mis laderas acotadas.
Sobre mis hombros
erosionado Gólgota
partido en dos mitades.
Una enorme veleta
de musgo y arena,
de viento y tierra.
Pez y anzuelo sin larva
ni lava ponzoñosa
y cangrejos celestes
con pinzas alargadas.
Afilado cuchillo
que abre el pecio del cielo
como un cepo furtivo
y en silencio aterrador
proyecto de ortopedia.
Poema inédito cedido para este número de Creatura por
ARMANDO GALLEGO GARCÍA.
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