En los últimos meses os he ido contando mis viajes y experiencias en Brasil. Ahora voy a cambiar de escenario. El próximo día uno de julio comienzo un nuevo viaje, cuyo destino es el infinito. Pero volviendo aquí a la tierra, mi viaje consistirá en cruzar medio Brasil, para entrar a Bolivia y llegar finalmente hasta Perú. En los próximos fanzines os iré contando este largo viaje que se cuando comienza pero no cuando termina.
Hace mucho tiempo que quería conocer Perú y sobretodo el Machu Pichu. Era uno de mis sueños, que siempre pensé que quizás fuera imposible. Sin embargo, ahora que estoy tan cerca de Perú es ahora o nunca. Y decidí cuando se fue mi hermano que me quedaría en Sao Paulo, sin viajar para ahorrar dinero y en julio ir a Perú.
Al principio fue una decisión un poco vaga que fue poco a poco concretándose. Hablé con varias personas de esta intención y una de ellas me hablo del tren de la muerte. Con ese nombre os podéis imaginar que despertó mi curiosidad, así me enteré por pura coincidencia que existe un camino por tierra para ir a Perú que hacen muchos brasileños y que consiste en pasar la frontera a Bolivia por el estado brasileño de Matto Grosso, y allí pillar el tren de la muerte hasta Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. El nombre de este tren es una larga historia y también un misterio, existen varias leyendas para explicarlo. Algunos hablan que era el tren que usaban para transportar delincuentes a campos de concentración, otros que lo que llevaban eran enfermos a un hospital y que en ambos casos muchos morían en el camino, otros que era usado por bandidos etc. Lo que sí que parece cierto es que en la actualidad se llama así porque cuando subes en el deseas varias veces la muerte y no porque sea muy incómodo sino porque es un viaje de 18 horas en la que continuamente te intentan vender cosas, no te dejan dormir, la música es horrible (los mayores éxitos bolivianos). Este tren es usado tanto por y mochileros europeos, o latinoamericanos como por los propios bolivianos.
Ante este panorama no creáis que me acobardé sino todo lo contrario. Investigué un poco más y vi que después de este tren desde Santa Cruz es fácil llegar a la capital de Bolivia: La Paz, y de allí pasar la frontera hacia el lago Tiquicaca.
Decidí que ese era el viaje que siempre quise hacer. Estudie Perú y comencé a hacer mi ruta. La verdad es que la cambie varias veces. En principio solo quería pasar por Bolivia de camino a Perú, pero descubrí que existe un lugar llamado el desierto de Uyuni, que es un desierto de sal, todo blanco en el que existe una ruta de cuatro días donde por la noche la temperatura llega a los –15 grados. Decidí que no me lo podía perder.
Después vi que tenía que conocer el lago tiquicaca, con sus islas móviles, pero también Arequipa, una ciudad colonial peruana en la base de un volcán. De ahí la siguiente parada sería Machu Pichu. Todo el mundo conoce la ciudad perdida de los Incas, lo que no sabe es que todo extranjero para poder entrar en la ciudad tiene que pagar 100 dólares y que por 220 dólares varias compañías te llevan a hacer la senda de los incas, un camino por las montañas de cuatro días hasta llegar a Machu Pichu. Llegar caminando, una idea magnifica. Sin embargo, un amigo descubrió que existe otra ciudad antigua Inca: Choquiquirao casi no explotada y que un viejo camino la une a Machu Pichu. También existen guías que hacen este camino. Nueve días por las montañas peruanos para visitar las dos ciudades incas.
Después las líneas de Nazca para conocer ese misterio, fue una civilización perdida, fueron los dioses, o los extraterrestres… Y de ahí a conocer Lima, la capital como paso previo para ir a Huaraz, para conocer las impresionantes montañas nevadas de los andes.
Esa es la ruta. Pero es una ruta que en cualquier momento puede cambiar, en el camino iremos decidiendo si la seguimos o hacemos una nueva. Es lo bueno de ir con la mochila a cuestas, con un destino pero sin un camino.
Al principio fue una decisión un poco vaga que fue poco a poco concretándose. Hablé con varias personas de esta intención y una de ellas me hablo del tren de la muerte. Con ese nombre os podéis imaginar que despertó mi curiosidad, así me enteré por pura coincidencia que existe un camino por tierra para ir a Perú que hacen muchos brasileños y que consiste en pasar la frontera a Bolivia por el estado brasileño de Matto Grosso, y allí pillar el tren de la muerte hasta Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. El nombre de este tren es una larga historia y también un misterio, existen varias leyendas para explicarlo. Algunos hablan que era el tren que usaban para transportar delincuentes a campos de concentración, otros que lo que llevaban eran enfermos a un hospital y que en ambos casos muchos morían en el camino, otros que era usado por bandidos etc. Lo que sí que parece cierto es que en la actualidad se llama así porque cuando subes en el deseas varias veces la muerte y no porque sea muy incómodo sino porque es un viaje de 18 horas en la que continuamente te intentan vender cosas, no te dejan dormir, la música es horrible (los mayores éxitos bolivianos). Este tren es usado tanto por y mochileros europeos, o latinoamericanos como por los propios bolivianos.
Ante este panorama no creáis que me acobardé sino todo lo contrario. Investigué un poco más y vi que después de este tren desde Santa Cruz es fácil llegar a la capital de Bolivia: La Paz, y de allí pasar la frontera hacia el lago Tiquicaca.
Decidí que ese era el viaje que siempre quise hacer. Estudie Perú y comencé a hacer mi ruta. La verdad es que la cambie varias veces. En principio solo quería pasar por Bolivia de camino a Perú, pero descubrí que existe un lugar llamado el desierto de Uyuni, que es un desierto de sal, todo blanco en el que existe una ruta de cuatro días donde por la noche la temperatura llega a los –15 grados. Decidí que no me lo podía perder.
Después vi que tenía que conocer el lago tiquicaca, con sus islas móviles, pero también Arequipa, una ciudad colonial peruana en la base de un volcán. De ahí la siguiente parada sería Machu Pichu. Todo el mundo conoce la ciudad perdida de los Incas, lo que no sabe es que todo extranjero para poder entrar en la ciudad tiene que pagar 100 dólares y que por 220 dólares varias compañías te llevan a hacer la senda de los incas, un camino por las montañas de cuatro días hasta llegar a Machu Pichu. Llegar caminando, una idea magnifica. Sin embargo, un amigo descubrió que existe otra ciudad antigua Inca: Choquiquirao casi no explotada y que un viejo camino la une a Machu Pichu. También existen guías que hacen este camino. Nueve días por las montañas peruanos para visitar las dos ciudades incas.
Después las líneas de Nazca para conocer ese misterio, fue una civilización perdida, fueron los dioses, o los extraterrestres… Y de ahí a conocer Lima, la capital como paso previo para ir a Huaraz, para conocer las impresionantes montañas nevadas de los andes.
Esa es la ruta. Pero es una ruta que en cualquier momento puede cambiar, en el camino iremos decidiendo si la seguimos o hacemos una nueva. Es lo bueno de ir con la mochila a cuestas, con un destino pero sin un camino.
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