
Durante siglos se nos ha privado de nuestra sexualidad y hemos olido el placer en ojo ajeno. Sin embargo, las mujeres estamos capacitadas para el goce y el arte erótica a una escala superior. Las reglas del juego nos son tan complejas, pero asumir que el sexo dominante no es ciertamente el masculino hiere muchas sensibilidades. La potencia sexual del hombre se desmorona ante el suspiro de la mujer insatisfecha por un orgasmo inadvertido o inexistente.
He conocido mujeres que después de haber estado con hombres han alargado la pierna y se han cruzado de acera. Todas ellas coincidieron en lo mismo: “sólo un mujer sabe satisfacer a otra mujer”.

Nuestras fantasías les insultan y nuestra intensidad les viene grande. Pero qué podemos hacer con los hombres que se acomplejan con nuestra sexualidad. Quedarnos calladitas y mirar para otro lado como hemos hecho siempre? Gracias a Dios, las mujeres nos estamos liberando del eterno papel de protectoras. Si no te gusta, te jodes y aprendes.
Y eso es lo que deben hacer nuestros chicos si no quieren ver cómo sus mujeres acaban haciendo comandita entre ellas. Cuando tienes trece años puedes conformarte fantaseando y con el cariño de tu madre. Cuando tienes 23, 33, 43...las exigencias son claras. Estamos en un mundo irremediablemente exigente y las mujeres, además, llegan con muchas cuentas pendientes.
Coged el legado ahora que aún estáis a tiempo.
1 comentario:
No puedo hacer nada más que aplaudir.
BRAVO!
Una mujer que se expresa sin tapujos.
gracias por esta entrada.
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