CACHIVACHES




¡Hola, queridos admiradores de Canalnostalgia! Bien es sabido que el verano es una época propicia para perder el tiempo. Somos capaces de tirarnos horas y horas apoltronados en el sofá tragándonos las series más deprimentes sin rechistar, y a continuación ponernos a leer el “Hola” o el “Lecturas” que la abuela se ha dejado en casa. Y si esto no es suficiente, engancharnos al hobbie más inútil que exista, como la marquetería o el subir al Facebook las fotos de nuestra primera comunión y etiquetarlas (perdida de tiempo total en ambos casos, porque en primer lugar, ese Tyrannosaurus Rex de contrachapado ha quedado más bien mierdero; y segundo, no las va a ver ni Dios). Pero las personas somos así de gilipollas y seguimos a lo nuestro. Y en el caso de los niños, aun es peor, porque los muy cabrones tienen más vacaciones y algo hay que hacer con ellos si los papas y mamás de turno no quieren acabar de los nervios. Pensando en ello, en los 80 y 90, algún visionario tuvo la genial idea de crear y patentar lo que me ha dado por llamar “Los cachivaches de la muerte”, subproductos basura y, con toda seguridad, tóxicos y cancerígenos pero que costaban cuatro duros y nos tenían la mar de calladitos (durante un día o dos).
¡Juguete putrefacto! Así, ¿Quien no recuerda los “Pulpos Adhesivos”? Estos eran un trozo de goma rosada con forma de octopus que, supuestamente, lo lanzabas contra cualquier cosa y ahí se quedaba pegado. Pero la realidad era que rebotaba que era un gusto y de pegarse, nada de nada, si acaso un par de veces y en un cristal. Luego el de la tienda le decía a tu madre que había que lavarlo con agua y jabón para que recuperara sus “propiedades” y lo único que se conseguía era que la poca cubierta adhesiva que llevaba (llena de pelusas y pelo de caer al suelo) desapareciera y ahí te quedaras con tu zurrullo rosa. Pero tranquilos, que no hacia falta llorar mucho para que mami llegase a casa con el siguiente cagarro. En este caso hablamos del “Blandiblub”, un producto a primera vista acojonante, pero que, una vez en las manos resultaba ser una mierda de las grandes. Vendido como un moco verde y pegajoso, resultaba ser una especie de babilla líquida, cada día más acuosa, que además olía a vertedero. En serio, el olor del “Blandiblub” quedó de tal forma grabado en mi pituitaria que aun soy capaz de reconocerlo en los estercoleros más selectos. Y como con los pulpos de marras, a los cuatro días, ya lo habíamos tirado por la taza del water. Y como el hombre es el único ser que no tropieza con la misma piedra una sola vez, sino hasta 3 o 4, nos venían con el siguiente artilugio: “Las Manos Locas”, que no dejaban de ser como los tentáculos del pulpo y con las mismas propiedades: no se pegaban en ningún sitio. Idiotamente, volvías a lavarlo con agua y jabón (por recomendación nuevamente del de la tienda) y se te quedaba la misma cara de anormal y la mano, al cubeto (si no se había partido antes a la quinta o sexta estirada).
“Son los chinitos de la suerte… Toca madera, toca madera” Entonces, para no caer en el mismo error, nos incitaban a desarrollar el genial concepto del coleccionismo y nos venían con los “Chinitos de la Suerte”, una gilipollez como la copa de un pino, donde unas pequeñas calabazas de madera muy mal pintadas venían a tener un significado según el color de la cuerda que los atravesaba. Ponérselos en la muñeca, con el calor y el sudor del verano era una tortura, pero tenían a su favor que a las chicas les encantaban y nosotros, futuros “pagafantas”, pues a seguirlas la bola y a aprendernos los colores (rojo, amor; rosa, amistad, etc.). Pero ya el infierno se desató con los “Chupetes de colores”, que eran exactamente lo mismo pero de plástico y en esta ocasión, colgados del cuello. Incluso para los más tarados idearon los chupetes gigantes, que imagino más de uno/a se pondría en el culo, porque si no, dime tú.

Y para terminar por hoy, “Los Juegos de Agua”, insufribles maquinitas donde a base de apretar dos botones tenías que poner bolas en cajitas o ensartar aritos. Decir que los manicomios están repletos de ex-jugadores os da una idea de cómo eran, ¿No? ¡Pues no caigáis en los mismos errores y salid a que os de el aire! ¡Mientras, no cambiéis de canal y hasta la próxima!




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