AGENDA CULTURAL JULIO '09

LITERATURA


CONTRATO CON DIOS
Will Eisner
Tras alcanzar el éxito con The Spirit, Will Eisner cambió el rumbo de la historia del cómic dando a luz a la novela gráfica, con la que el cómic entró en el mundo adulto con historias más maduras y profundas. Buena parte de ello son Contrato con Dios y sus dos secuelas (Ansia de vivir -inédita en volumen hasta hoy- y La avenida Dropsie), tres historias que ayudaron a redefinir el género y que recopilamos en esta trilogía del Eisner más conmovedor y eterno.. Editorial: Norma. 30,00 €

MÚSICA

CONCIERTOS CASINO ROCK BAR (Esquivias, viernes: 23:00 h, entrada gratuita)
Ya es verano y el casino te ofrece conciertos acústicos, jazzz, blues, en su terraza al aire libre. Consultar programación: www.myspace.com/casinorockbar

EVENTOS CÍRCULO CREATIVO (Yuncos, sábados: 00:00 h)
13 julio: Santi campillo, Steve Emery y Juli “El lento”
Consultar el resto de la programación: www.circulocreativo.es



LA IMAGEN DEL MES ®
Este mes no toca fotografía, sino pintura. Siguiendo con la tónica erótica presenta mos este mes el cuadro Desnudo en mecedora con mesa y cafetera azul, de 1973 del pintor Darío Morales. “Con las primeras cerezas de 1972, en la vitrina de la galería Pyramid, de Washington, se exhibió un cuadro que causó un escándalo fácil entre las señoras de sombreros floridos que llevaban a cagar a sus perros en el parque cercano. Parecía ser la fotografía demasiado realista de una mujer en cueros, derrumbada en un mecedor vienés y abierta de piernas frente a los transeúntes sin el menor recato, si bien la expresión de su sexo era más desolada que libertina. La policía ordenó retirar el cuadro, pero su ímpetu se quedó sin razones cuando le demostraron que no era una fotografía, sino un dibujo. El arte tiene sus privilegios, y el más raro de ellos es que se le toleren ciertos excesos que no están permitidos a la vida. El autor de aquel dibujo tan perfecto que hasta la policía de Washington lo confundía con una foto era un colombiano de veintiocho años que sobrevivía a duras penas en un cuarto de servicio del barrio de Saint Michel, en París. Su nombre no le decía nada a nadie. Darío Morales. Su esposa, Ana María, estaba peor que él, porque además estaba encinta. Pagaban el alquiler del cuarto limpiando a gatas las escaleras del decrépito edificio de seis pisos. De noche, Ana María dividía el espacio con una manta para poder dormir, con su niña dormida en el vientre, mientras su esposo pintaba hasta el amanecer. Como no tenía bastante luz, Darío Morales oprimía con cinta pegante el interruptor regulado de la escalera, de modo que no se apagara cada minuto, como estaba previsto, sino que permaneciera encendido toda la noche mientras él pintaba. En Francia hay delitos más graves que ése, por supuesto, pero ningún otro les duele tanto a los franceses”. Gabriel García Márquez.

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