CRÓNICAS MARCIANAS

¡Hola, amigos entusiastas de Canalnostalgia! Desde hace unas semanas, la cadena amiga, “Tetacinco”, nos viene escupiendo a la cara un gargajo de tal tamaño, que ha conseguido que las noches de los viernes sean más propensas a las anfetas, el valium y el orfidal que nunca. Nos referimos a la “La tribu”, donde el incombustible Javier Sardá, llamándono descaradamente “gilipollas” a la cara, quiere hacernos creer que su visionaria mente ha ideado un nuevo y sensacional programa con el que entretenernos al comenzar el fin de semana. Obviamente no vamos a erigirnos como los descubridores de que este bodrio es una copia calcada de su anterior “late night”, pero sí nos ha hecho recordar que “Crónicas marcianas” fue una de las mayores mierdas que la televisión se atrevió a emitir. Por ello nos vemos en la obligación de advertir a cualquier telespectador neófito sobre el guano que, tarde o temprano, se va a tener que zampar, y que esta exultante reflexión le invite cada viernes a jugar al Monopoly, hacerse una vasectomía o mandar mensajes al Canal 53. Y el caso es que al principio, la marcianada esta, pues no dejaba de ser un entretenimiento de humor bastante ligerito, con diversos sketchs, vídeomontajes, entrevistas a famosos de renombre y hasta un enano parlanchín, el Sr. Galindo (Una suerte de “El hormiguero” pero sin las hormigas y manteniendo al pitufo, vaya). Sin embargo, en una ida de olla plena del Sardá en su afán de convertirse en el faraón del “prime time” televisivo, se dio un giro de timón de 360º y el programa empezó a defecar basura a diestro y siniestro. Para conseguir tal “logro”, Sardá se rodeó de un elenco de anormales que, salvo excepciones como puedan ser Manel Fuentes o Carlos Latre (eso sí, no más de 10 minutos de este tipo, por favor), conseguía en cada intervención, batir el record de “mayor número de subnormalidades dichas en un minuto”. Estos capullos se dividían en dos grupos: el de “marcianos” (¡Me parto la caja!) y el de colaboradores. El primero, supuestamente, era representante del rigor periodístico y el humor de alta escuela. Sin embargo, lo que nos dieron fue personajes como Fernando Ramos, el moderador de debates, con menos gracia que una patada en los huevos; Paz Padilla, incomprensible (e ininteligible) escuerzo, paradigma del humor “del sur” (¡La hostia!); Mariano Mariano, repetitivo hasta ser insoportable en su papel de “follonero” (y que no venga ahora el gafapasta de La Sexta vendiéndonos que se ha inventado el personaje, el muy espabilao); Rosario Pardo, imitadora de tal calibre que ahora “explota” su habilidad en series como “Cuéntame” o “Dr. Mateo”, en ambas haciendo de Doña Rogelia; Y finalmente, aparte del ya mencionado gnomo, Boris Izaguirre, el mayor ejemplo de pluma loca que se haya visto en televisión, importando un huevo lo que pudiese decir. Con que intentase comer a alguien los morros, sobar algún paquete o enseñar su mini-minga, ¡Todos contentos! Pero es que lo de los “colaboradores” ya era para entrar en los platós de Telecinco e inmolarse cual talibán. Elementos como los “Grandes hermanos” redujeron la carrera de periodismo a un mero cagarro sin ninguna vista de futuro; Carmen Vijande nos habló de sexo como los curas: Sin tener ni puta idea ni haberlo catao; Coto Matamoros nos animó a probar la zarpa antes de terminar el instituto; y Lecquio, pues a odiar aun más a los italianos, seamos sinceros. Y sin olvidar a otros como la Hornillos, Adriaensens o el retrasado de Antonio David Flores, llegó Javier Cardenás y ya nos volvió a todos medio locos con un tercer grupo: el de los denominados “frikis” (¡Como si los anteriores fueran “seres normales”!) con el que Tamara, Paco Porras, Carmen de Mairena o el vomitivo Pozí, tomaron el mando del programa y se convirtieron en sus verdaderas estrellas, bajando el listón de calidad a “nivel cloaca” mientras media España veía que con bien poco, ¡Se podía vivir como Dios! Desde entonces, cualquiera tiene una gilipollez que contar para salir en la tele y así nos va ¡No cambiéis de canal y hasta la próxima!
No es que me haya olvidado de la bruja Lola de los cojones ¡Es que el resto de “creaturas” tienen miedo a que nos ponga 2 velas negras!

No hay comentarios: