Aparco el automóvil
a las puertas del cine
en doble fila
como hacen todos
los perros tristes
porque sus dueños
beben cerveza
y olvidan la razón
en la guantera
creo que ya sabes
es la misma película
el mismo final
que te hizo llorar
sobre el lunar de mi hombro
y distinta la compañía
que asedia tu cintura
como una sanguijuela
y en cada farola encendida
se percibe el brillo del cuero
los pasadores de tu bolso
que resplandecen
mientras caminas...
(Foto: “Autorretrato en Toulouse”, Alberto García Alix)
* Poema inédito cedido para este número de Creatura por ARMANDO GALLEGO GARCÍA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario