CUADERNO DE BITÁCORA IV

Si miráis el título de este número, os preguntareis donde coño esta el cuaderno de Bitácora I, II y III. En realidad no os creáis que al más puro estilo George Lucas me ha dado por empezar por el cuatro, porque sí, sino que si seguís mi sección sabréis que este es mi cuarto número desde que llegué a Brasil. Un número muy especial para mí y por eso lo he dedicado a contaros mis experiencias en la que es sin duda una de las ciudades más conocidas no solo de Brasil sino del mundo entero: Rio de Janeiro.

Cuaderno de bitácora IV

AHHHH, Rio de Janeiro, quién no ha soñado alguna vez con tomarse una caipirinha en Copacabana mirando el Pao de Azúcar. Bueno a lo mejor no es el sueño de todo el mundo, pero la verdad es que el mío si, uno de tantos otros, eso también es verdad. Pero fue uno más que cumplí en cuanto llegue a Rio. Ese y subir al Cristo Redentor para ver la postal típica de Brasil. Me hinche a fotos como una turista más, si hay que confesarlo, una intenta ser viajera pero en el fondo no pasa de una simple turista. Eso sí, me negué rotundamente a visitar Rocinha, la favela más grande de América Latina, y que ha pasado de ser un drama social a convertirse en una más de las atracciones turísticas de la ciudad carioca.
Parece cosa de película o de un sueño subrealista pero la realidad es que existen compañías que se dedican a hacer visitas guiadas a la favela para que los extranjeros puedan ver ese fenómeno tan curioso de Brasil. Vamos igual que cuando uno va al zoo a ver como viven los monos. Eso sí, estas compañías se quedan en los barrios seguros, a nadie le interesa que un turista corra algún peligro. Río, la ciudad más turística y conocida de Brasil, y también la que posee los mayores índices de delincuencia, asesinatos del país.
Pero Río es sobretodo playa. Es impresionante ver como en una ciudad de más de once millones de personas existen unas playas tan bonitas, limpias y bien cuidadas. Y es que el espíritu del carioca es playero, cien por cien. Las más conocidas son sin duda Copacabana, donde a lo largo de varios kilómetros encuentras cada dos pasos un pequeño bar, un puestecito donde venden caipirinha, cerveza, agua de coco, al gusto del consumidor, e Ipanema, donde se encuentran los deportistas para jugar voley-playa, fut-voley y hasta para ir al gimnasio, en la propia playa! Por el día la playa está llena de gente bañándose, pero por la noche todavía hay más gente, a los turistas se les unen los cariocas que al salir del trabajo se van a la playa a relajarse. Los bares de Copacabana se llenan de gente de todas las nacionalidades y la noche nunca acaba.
Pero además de “A cidade maravilhosa”, el Estado de Rio de Janeiro tiene otros encantos como la Costa Verde. Una región del sur del Estado, frontera con Sao Paulo, donde la vegetación salvaje se confunde con las playas paradisíacas. Allí puedes visitar Paraty, una pequeña ciudad colonial encantadora, pasear por el centro con sus calles empedradas y sus iglesias y visitar sus playas, donde siempre encuentras chiringuitos donde pasar un buen rato. Si quieres más tranquilidad puedes ir a Isla Grande. En ella existen cuatro pequeñas poblaciones que se tienen que visitar por mar. Y el resto de la isla solo se puede conocer caminando kilómetros y kilómetros por el bosque. La isla se conserva tan bien gracias a lo que los lugareños llaman las fuerzas del mal. Esta isla fue una isla de piratas, después pasó a ser un lugar de reclusión de leprosos y por último una cárcel. Esto hizo que la isla se mantuviera al margen de los circuitos turísticos y hasta hoy no existen carreteras ni coches. Todo un paraíso.

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