UN MÉDICO PRECOZ

Queridos lectores, aunque no sea lo más habitual cuando lo que se busca es la admiración y popularidad general, hoy en Canalnostalgia nos vemos obligados a excluir a parte de nuestros seguidores del deleite, gozo y recreo que supone el leer esta sección. Y es que nos dedicaremos a derruir los escasos recuerdos que nuestros treintañeros admiradores puedan tener sobre el vomito llamado “Médico precoz”. En este truño, un imberbe (y seguramente impúber) “teenager” pedante de pelotas, Doogie Howser, era tan listo que en lugar de vivir encerrado en su cuarto matándose a pajas, pues trabajaba de médico en un hospital. Ya en los títulos de crédito, entre recortes de prensa se intentaba impresionar al espectador con sentencias como: “Niño genio terminó el colegio en nueve semanas”, “Niño prodigio se graduó a los 10 años de Princeton” o “A los 14 años es doctor: No puede comprar cerveza pero prescribe medicamentos”. Pues mira, ¡Cómo si a los 16 ha recibido un premio al mejor tacto rectal, porque el argumento es una soberana gilipollez que no hay quien la sostenga! Para doctor espabilao y sabelotodo ya tenemos al “House” y lo de un niño en el hospital, pues no daba mucho juego, la verdad. Se intentó presentar situaciones en las que nos compadeciéramos del chaval: se reían de él y le gastaban novatadas, los pacientes no se fiaban de su opinión, actuaba de chico de los recados, las muestras de semen, orina y heces se las daban a medio cerrar,… Pero realmente nos la traía floja lo que le pasara. De hecho, cuanto más puteado estuviera, mayor disfrute para el televidente.

Si es que vamos a ver: Si el repelente este era tan inteligente como nos lo vendían, ¿Cómo coño al salir del hospital se empezaba a comportar como “un chico de su edad”? ¡Se es listo a tiempo completo, no a media jornada! Pero aquí, no. Considerando a los espectadores auténticos tontos del culo, nos vendían a un pavo que citaba a Freud mientras asistía un parto para luego más tarde meterlo en un Mc Donalds a inflarse de colesterol y hablar de los “Masters del Universo” con su coleguilla Vinnie del Pino, uno de los secundarios más insoportables que haya dado el mundo de las series televisivas. Copia muy barata del Stiles de “Teen Wolf”, Vinnie era un pequeño onanista más corto que la picha un virus y que además, tenía la voz del insufrible Pepe Soplillo. Como si cualquiera de vosotros, lectores, dice ahora que su mejor amigo es un niño de 5 años. Pues o bien tienes un ligero problema de pederastia, o estás subnormal perdido, porque una conversación con un crío no aguanta más de 5 minutos. Pero Doogie sí. Y se lo pasaban pipa descubriendo las fiestas, las borracheras y los turulos de metal entre cuescos y eructos. De hecho, hasta consigue ligarse a su vecina Wanda, de la que siempre (¡Casualmente!) había estado enamorado en secreto. Lo que ya no sabemos es si lo consiguió utilizando su poderosa mente al estilo Hipno Sapo o echándola cualquier droga en la bebida, pero por sus corbatas, físico y verborrea, seguro que no (y si llega a saber antes esto, menos, porque como Wanda más tarde, y tristemente, descubriría, lo de superdotado no se aplicaba a Doogie en todos los sentidos ¡A joderse!).

Sin embargo al día siguiente, era entrar al quirófano y nuevamente se nos regalaba un discursito de lo más pedante sobre el aceite de calamar como nuevo combustible ecológico mientras operaba unas cataratas. Por ello muchos pensamos que quizás la serie se debería haber llamado “La bata embrujada” o “Dr. Doogie & Mr. Pringao” y haber utilizado algún elemento mágico que le dotase de conocimientos médicos, porque lo de niño genio no se lo creía ni el productor. Pero en fin, ¡Los 90 eran así de guays y solo les faltó ponerle alas! Como curiosidad, decir que Doogie fue el primer bloggero de la historia, colgando un post al final de cada capitulo en el ya lejano 1989 (eso sí, no había quien se los leyera y ahí la mitad ya apagaba la tele) ¡No cambiéis de canal y hasta la próxima!

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